julio 05, 2012

La Mujer del Presidente


El Perú es un país que confía poco en sus autoridades. Comúnmente, los presidentes tienen un nivel de aprobación inferior al de desaprobación. Ollanta y su casi un año de gobierno no vienen siendo la excepción, muchos factores indican que no pasará del treinta y cinco por ciento antes del mensaje a la Nación de 28 de julio. Caso contrario parece ser el de la primera Dama, quien goza de una alta popularidad, tanta que, con cuatro años de anticipación, ya muchos la consideran la principal candidata al sillón de Pizarro en 2016.
Nadine tiene 36 años, los acaba de cumplir. Es una mujer inteligente. Tiene estudios de comunicación y sociología, así como un doctorado en ciencias sociales. Tiene tres hijos, el pequeño Samín es el más dulce. Asegura ser no simplemente la esposa de Ollanta, ella es su compañera, su socia, la cofundadora del partido nacionalista. Su figura va más allá de un simple factor publicitario que sonríe a las cámaras. Nadine muestra ante la población una imagen de seriedad y responsabilidad, tal es así, que muchos cuestionan tanta presencia en pantalla, a la que llaman figurettismo,  y se comenta que es la verdadera cabeza del gobierno y que Ollanta es simplemente su “monigote”. Muy aparte de eso, también irradia felicidad con una sonrisa dulce que llega a enamorar.
Nadine fue un factor muy importante en la campaña presidencial. Con los medios de comunicación más importantes en contra, Nadine mostró una cara diferente al de cualquier esposa de candidato: ella era Nadine, la asesora principal de Ollanta Humala. El 5 de junio, día de la segunda vuelta, permaneció al lado de su esposo desde la mañana.
Esa día muy temprano aproximadamente a las 10 de la mañana, después de tomar desayuno (cuy, tamales, jugos de camu-camu y naranja con pan ayacuchano) ante cámaras, acompaño a su esposo a votar a la Universidad Ricardo Palma y se dio un buen baño de popularidad. Pero esa suerte no la acompañó cuando se dirigió al colegio Jorge Chávez a emitir su voto, decenas de personas cuestionaban un supuesto ‘salto de cola’ por parte de la ahora Primera Dama (título no oficial en el Perú). Esas mismas personas comenzaron a abuchearla con frases como ¡Fuera Chávez! o ¡Respeta la cola! El momento incómodo fue muy bien superado.
Casi inmediatamente comenzaron las entrevistas al aire. Los medios que trasmitían el proceso enviaron a sus reporteros a seguir al milímetro a la esposa del candidato. Incluso, la señora Magaly Medina tuvo tiempo de hacerle preguntas sobre su intimidad en los días de campaña. Nadine mostrando una actitud segura le respondió: “Para todo hay que hacer tiempo, hay que fortalecer la relación”.
Horas más tarde, mientras Keiko y su esposo Mark Vito, el norteamericano de la eterna sonrisa, esperaban los resultados en el hotel Bolívar de la Plaza San Martín, Nadine y su esposo prefirieron hacerlo en el Hotel Los Delfines. Ollanta estaba tenso; ella, más segura. Las horas pasaban, personajes como Alan García y Alejandro Toledo emitían sus votos en televisión, todo el mundo en sus casas sabía por quién lo hacían.
La hora llegó, cuatro de la tarde. Flash electoral. Ollanta era, virtualmente, el nuevo Presidente del Perú. Él no lo podía creer, a pesar del manejo de campaña, dudaba de sus capacidades, le era difícil discernir todo lo que vendría después. Nadine actuaba diferente, ella estaba feliz, segura de sí, comenzó a planear el mitin de agradecimiento esa noche con ayuda de otros amigos, ella sabía que era increíble lo que sucedía, pero lo tomaba con responsabilidad, su esposo iba a dirigir un país demasiado difícil de gobernar y ella estaría ahí para ayudarlo. Era su deber, o al menos, eso creía.
En la noche, aproximadamente a las diez, el mitin se realizaba de manera favorable en la plaza 2 de mayo ante miles de personas. Nadine no habló, estaba a un lado observando su desarrollo. Sonreía. Se había convertido en una personalidad distinta, el Perú la miraría de manera diferente. De mucho sirvió superar tantas piedras en el camino. Ya no sería simplemente la compañera del candidato, ella ahora era la esposa del presidente.
Desde que Ollanta tomó el poder, Nadine ha jugado papeles muy importantes en todos los eventos de gobierno: El ‘¿tan difícil es caminar derecho?’ en el caso Chehade, su reunión con Michelle Obama, su presencia en todos los viajes presidenciales, el blindaje al gobierno por el caso de la Operación Libertad. Su voz es tan importante como la de cualquier autoridad de gobierno central. Nadine es una de las personas con más seguidores en Twitter del Perú. Ella sale al frente cada vez que su esposo calla o prefiere entrevistarse con Genne Simmons o franelear a Markarián. Más de una razón para que muchos, como Isaac Humala, la consideren para la presidencia. Es muy apresurado.
Nadine, es hoy, la mujer con más poder en el país, la asesora principal de gobierno.  La gente le tiene más confianza a ella que al ministro Valdés, por ejemplo. Su imagen es la de la mujer peruana luchadora y que supera todo tipo de adversidades. Su figura es fácil de distorsionar, pues, no es su culpa que muchos peruanos sintamos que todo está comenzando a ser peor que antes. Nadine no será la presidenta, pero, actitud no le falta.

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