¿La crisis que vive el periodismo es capaz de matarlo?
Las nuevas formas de comunicación en su forma electrónica no son las únicas
culpables de que la profesión de periodista deje de verse con el respeto debido
por parte de al sociedad en general. Si bien el hecho que personas con una
cámara y una habilidad interesante en el uso de internet se conviertan de la
noche a la mañana en reporteros urbanos ha debilitado impresionantemente la
actividad periodística tradicional, existen varios factores que verdaderamente
le han hecho daño a la profesión,
factores que un mundo alegre y
feliz están a kilómetros del periodismo y de la ética, factores que, según José
Martínez Albertos, acabarán con el periodismo exactamente en 2020 (sí, en siete
años). Y los culpables son, aunque suene curioso, la mismos periodistas (no todos,
claro, pero un número importantísimo).
J. Martínez Albertos comenta que el periodismo se debe apoyar en su ética
para poder desarrollarse. Dejar de lado
la tan preciada ética y caer en el juego de los rumores que pretenden ser
información es el inicio del mal. Lamentablemente, internet es de las manos que
influyen más en este jueguito para nada divertido. La falta de fiabilidad y su inmadurez,
como indica Cayetano López, confunden a sus usuarios y los desinforman (lector,
sabes que es cierto).
New business e infortainment
El new business (hacer negocio con las
noticias) se ha convertido en lo más usual desde hace un buen tiempo. Se
produce una apariencia de conocimiento, opuesto a lo comentado en muchas
oportunidades por Van Dijk, para impactar en la audiencia y vender un producto.
A pesar de ser realizado y presentado por periodistas, el new businnes no es periodismo.
El new business ha
gestado el nacimiento del infortainment,
el más claro ejemplo de la decadencia.
Infortainment es convertir a las noticias en espectáculo y al espectáculo
en noticias. Varios programas y periódicos que se hacen llamar
periodístico-informativos usan este formato. Un ejemplo claro son algunos de
los que se trasmiten en horario nocturno. También el ‘seguimiento periodístico’
que se le hace a las actividades de Tongo, Susy Díaz, su esposo, su amante, a
Rosario Ponce, a Combate, etc. Todo eso es infortainment,
‘basura’ disfrazada de periodismo (y lo peor es que es hecho por periodistas
que juran estar haciendo periodismo). El que estos sean tan seguidos es un
problema igual de importante (y preocupante). Adorno y Holkheimmer en sus
estudios sobre la industria cultural señalan que el negocio del espectáculo
seguirá funcionado por muchos años más y su influencia mantiene una tendencia al
crecimiento cada vez más grande.
Subjetivo eres
Otro de los
problemas, que según Mario Vargas Llosa es ‘venenoso para el periodismo’, es el
exceso de subjetividad en la redacción de noticias, técnica que según el Premio
Nobel únicamente es buena para la
literatura. El periodista debe aprender a diferenciar técnicas periodísticas, pero
eso se complica gracias a algo que todos conocemos, las posiciones políticas de
los medios de comunicación, o simplemente las líneas editoriales.
Un ejemplo claro es
el del proceso de revocatoria. La mayoría de medios de comunicación escrito ha
tomado posición. Mientras un grupo apoya directamente el revocar de su cargo a
la alcaldesa, otro se ha manifestado en contra de ella no directamente, pero
muy claramente detectable. Ambos grupos destacan noticias en las cuales los
promotores de cada campaña se vean involucrados de manera inadecuada (el grupo
que promueve el SÍ, por ejemplo, llega ridículamente hasta a los insultos). De
la misma manera ocurre con diferentes temas. El público promedio difícilmente
recibe información imparcial. El periodista no debería defender posiciones de
terceros, pero en esta realidad, es bastante difícil que alguien que en verdad
no lo haga pueda ser escuchado o leído por las grandes masas.
2020
Estos problemas que
a la vista parecen no tener solución hacen que la profecía de Martínez Albertos
no suene tan desatinada. ¿Realmente estamos presenciando la muerte del periodismo?
Parece que es cierto, y que no estamos presenciando una simple muerte, sino un
lento suicidio. El periodista serio e imparcial desaparece poco a poco, y el
periodista-obrero ya domina prácticamente un mercado que transformó a la
información en un simple producto, en materia prima. Si seguimos así, vayamos
comprando flores para conmemorar a quien nos dejará para siempre en 2020 y que
aún cree que existen personas que entiendan que de sus manos y actitud depende una
de las vidas más valiosas, la ‘vida’ del periodismo.
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