El Perú es un país que confía
poco en sus autoridades. Comúnmente, los presidentes tienen un nivel de
aprobación inferior al de desaprobación. Ollanta y su casi un año de gobierno no
vienen siendo la excepción, muchos factores indican que no pasará del treinta y
cinco por ciento antes del mensaje a la Nación de 28 de julio. Caso contrario
parece ser el de la primera Dama, quien goza de una alta popularidad, tanta
que, con cuatro años de anticipación, ya muchos la consideran la principal
candidata al sillón de Pizarro en 2016.
Nadine tiene 36 años, los acaba
de cumplir. Es una mujer inteligente. Tiene estudios de comunicación y
sociología, así como un doctorado en ciencias sociales. Tiene tres hijos, el pequeño
Samín es el más dulce. Asegura ser no simplemente la esposa de Ollanta, ella es
su compañera, su socia, la cofundadora del partido nacionalista. Su figura va
más allá de un simple factor publicitario que sonríe a las cámaras. Nadine
muestra ante la población una imagen de seriedad y responsabilidad, tal es así,
que muchos cuestionan tanta presencia en pantalla, a la que llaman
figurettismo, y se comenta que es la
verdadera cabeza del gobierno y que Ollanta es simplemente su “monigote”. Muy
aparte de eso, también irradia felicidad con una sonrisa dulce que llega a
enamorar.
Nadine fue un factor muy
importante en la campaña presidencial. Con los medios de comunicación más
importantes en contra, Nadine mostró una cara diferente al de cualquier esposa
de candidato: ella era Nadine, la asesora principal de Ollanta Humala. El 5 de
junio, día de la segunda vuelta, permaneció al lado de su esposo desde la
mañana.
Esa día muy temprano aproximadamente
a las 10 de la mañana, después de tomar desayuno (cuy, tamales, jugos de
camu-camu y naranja con pan ayacuchano) ante cámaras, acompaño a su esposo a
votar a la Universidad Ricardo Palma y se dio un buen baño de popularidad. Pero
esa suerte no la acompañó cuando se dirigió al colegio Jorge Chávez a emitir su
voto, decenas de personas cuestionaban un supuesto ‘salto de cola’ por parte de
la ahora Primera Dama (título no oficial en el Perú). Esas mismas personas
comenzaron a abuchearla con frases como ¡Fuera Chávez! o ¡Respeta la cola! El
momento incómodo fue muy bien superado.
Casi inmediatamente comenzaron
las entrevistas al aire. Los medios que trasmitían el proceso enviaron a sus
reporteros a seguir al milímetro a la esposa del candidato. Incluso, la señora
Magaly Medina tuvo tiempo de hacerle preguntas sobre su intimidad en los días
de campaña. Nadine mostrando una actitud segura le respondió: “Para todo hay
que hacer tiempo, hay que fortalecer la relación”.
Horas más tarde, mientras Keiko y
su esposo Mark Vito, el norteamericano de la eterna sonrisa, esperaban los
resultados en el hotel Bolívar de la Plaza San Martín, Nadine y su esposo
prefirieron hacerlo en el Hotel Los Delfines. Ollanta estaba tenso; ella, más
segura. Las horas pasaban, personajes como Alan García y Alejandro Toledo
emitían sus votos en televisión, todo el mundo en sus casas sabía por quién lo
hacían.
La hora llegó, cuatro de la
tarde. Flash electoral. Ollanta era, virtualmente, el nuevo Presidente del
Perú. Él no lo podía creer, a pesar del manejo de campaña, dudaba de sus
capacidades, le era difícil discernir todo lo que vendría después. Nadine
actuaba diferente, ella estaba feliz, segura de sí, comenzó a planear el mitin
de agradecimiento esa noche con ayuda de otros amigos, ella sabía que era
increíble lo que sucedía, pero lo tomaba con responsabilidad, su esposo iba a
dirigir un país demasiado difícil de gobernar y ella estaría ahí para ayudarlo.
Era su deber, o al menos, eso creía.
En la noche, aproximadamente a
las diez, el mitin se realizaba de manera favorable en la plaza 2 de mayo ante miles
de personas. Nadine no habló, estaba a un lado observando su desarrollo.
Sonreía. Se había convertido en una personalidad distinta, el Perú la miraría
de manera diferente. De mucho sirvió superar tantas piedras en el camino. Ya no
sería simplemente la compañera del candidato, ella ahora era la esposa del
presidente.
Desde que Ollanta tomó el poder,
Nadine ha jugado papeles muy importantes en todos los eventos de gobierno: El
‘¿tan difícil es caminar derecho?’ en el caso Chehade, su reunión con Michelle
Obama, su presencia en todos los viajes presidenciales, el blindaje al gobierno
por el caso de la Operación Libertad. Su voz es tan importante como la de
cualquier autoridad de gobierno central. Nadine es una de las personas con más
seguidores en Twitter del Perú. Ella sale al frente cada vez que su esposo
calla o prefiere entrevistarse con Genne Simmons o franelear a Markarián. Más
de una razón para que muchos, como Isaac Humala, la consideren para la
presidencia. Es muy apresurado.
Nadine, es hoy, la mujer con más
poder en el país, la asesora principal de gobierno. La gente le tiene más confianza a ella que al
ministro Valdés, por ejemplo. Su imagen es la de la mujer peruana luchadora y
que supera todo tipo de adversidades. Su figura es fácil de distorsionar, pues,
no es su culpa que muchos peruanos sintamos que todo está comenzando a ser peor
que antes. Nadine no será la presidenta, pero, actitud no le falta.
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