Ya terminó la fiesta de Halloween y una de las actividades más comunes de
esa fecha es la de ver películas de terror, ver aquellas películas en la que la
gente muere a manos de algún psicópata, un monstruo torpe o un aparato con vida
propia. El suspenso que logran ocasionar estas películas en los espectadores es
bastante intenso, el clímax de la película casi siempre se acompaña con intempestivos
saltos de temor y uno que otro grito. Muy bien, un género de respeto que cuando
se realiza con una detallada producción logra resultados de calidad.
Ahora, a mí no me gustan. Las películas de terror no me gustan. Les tengo
miedo. Y no creo que sea un cobarde, simplemente nunca busco que una película me
asuste, prefiero otras materias de entretenimiento: la comedia, la ciencia- ficción,
los dramas, etc.
Freud afirma que el hombre busca su autodestrucción, esa puede ser la razón
por la que mucha gente, demasiada, decide embarcarse en experiencias que se
sabe de antemano que van a despertar sensaciones negativas, tales como las que
provoca una película de terror. Pero, yo creo que el exponerse a angustia,
repugnancia y sustos no tiene relación con la falta de autoestima, creo que
tiene relación con la excitación, o tal vez, la gente que gusta de ver sangre
chispear en su pantalla está dispuesta a soportar el terror para gozar de un
sentimiento eufórico de alivio en el final.
Eduardo Andrade (Universidad de California en Berkeley) y Joel B. Cohen
(Universidad de Florida) afirman en una de sus teorías que las personas que
adoran las películas de terror son felices de ser infelices, pues, aseguran que
el hombre es incapaz de tener sensaciones negativas y positivas al mismo tiempo,
lo que puede ocurrir es que unas produzcan a las otras. Un enredo. Las
personas, según ellos, realmente pueden disfrutar siendo asustadas, no sólo por
la sensación de alivio que experimentan cuando desaparece la amenaza. En ese
sentido, los autores sostienen que los momentos más placenteros de un
acontecimiento particular pueden ser también los que más miedo inspiren.
Entonces, ver una película de terror es como lanzarse de un helicóptero con
paracaídas. Interesante.
Pero, a pesar de eso, no me gustan las películas de miedo, aunque “El
silencio de los inocentes” no me
desagradó, esa superó el patrón de selección de cosas que me agradan. Voy a
continuación a dar una lista de cosas relacionadas a esto que son ciento por
ciento verdaderas:
-
No he
visto ninguna película de la saga de Actividad Paranormal.
-
Solo
he visto Saw I.
-
No he
visto ninguna película de Pesadilla en Elm Street.
-
Solo
he visto la mitad de Sexto Sentido.
-
No he
visto La profecía.
-
Le
tengo miedo al capítulo de Garfiled llamado “El gato-lobo”.
-
Solo
he visto “La Novia de Chucky” de toda la saga del muñeco asesino.
-
No he
visto “Viernes 13”, “El Aro” ni “Sé lo que hicieron el verano pasado”.
-
No me
llaman la atención “La Maldición”, “El ojo” o “Destino final” 1,2,3,4, 5…
-
No he
visto la película española REC
-
Considero
a Madeinusa, de Claudia Llosa, una película de terror.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsas películas en las que uno ve escenas de sangre chispeando, se denominan "gore". Y "El silencio de los inocentes" y "Sexto sentido" no son películas de terror, sino de suspenso.
ResponderEliminar