Gerardo Privat. Foto pública. lifweek.pe |
Este Tipo Raro no sabe
mucho de moda, pero no es necesario que cuente con eso para haber escuchado
alguna vez sobre Gerardo Privat, uno de los diseñadores más importantes de
nuestro país y dueño de la famosa Casa Privat. Todo un reconocido personaje
dentro de ese mundo muchas veces sugestionado, como es el de la moda. Este
curioso señor saltó de los flashes de los exclusivos desfiles y de las páginas
de sociales de periódico serio y de revista in
al ‘mundo común’ gracias a un desatinado comentario suyo, acompañado por una
soberbia reacción frente a quien criticó lo que mejor sabe hacer.
Recuerda el muchacho
ebrio ese que dijo que le ‘llegaba al pincho’ el filtro, la cámara, el trabajo
y la vida de un camarógrafo de canal cuatro que intentaba filmarlo. Ya, Privat
hizo algo parecido, pero no a un camarógrafo, sino a una bloguera de modas que
osó decir que algunos de los aspectos de su muestra no eran ‘perfectos’; no se
lo gritó en la calle, lo escribió en los elegantes ciento cuarenta caracteres
de un tweet; no le dijo que le ‘llegaba al pincho’, lo dio a entender; no
estaba ebrio, era un hombre expresando lo que pensaba en pleno uso de sus
cualidades y capacidades.
FABULOSIDAD
No conozco la Casa Privat
y nunca he visto personalmente a Gerardo. En una ocasión mencionó que pertenece
a una minoría sexual y que es un provinciano que supo abrirse campo en la
capital. Nadie le quita mérito, tengo entendido que su casa de modas logra
vender igual o más que las famosas franquicias extranjeras, eso no es fácil.
Pero esas palabras parecen ‘floro barato’ al leer la forma en la que se expresa
de una joven que simplemente cumplió con su trabajo-afición y que tuvo la mala
suerte de cruzarse en el camino de tan fabuloso señor.
Privat le dijo “niña, sé
que nunca podrás comprar un vestido mío ni podrás entrar en él”. Acá hay dos
cosas, la primera, el diseñador es sumamente despectivo con la condición
económica de Lorena Salmón, la que, al parecer, desconoce que es la de la
mayoría de peruanos; por otro lado, tiene una visión tan arcaica y desubicada
sobre la contextura corporal que no se controla en decir que la bloguera no
tiene el cuerpo para ponerse uno de su fabulosos, caros y bellos vestidos.
Privat demuestra que es del grupo de gente que aún piensa que la delgadez es
sinónimo de belleza, forma de pensar que en los últimos años ha sido el principal
culpable de la formación de diversos mitos y enfermedades.
Privat continuó diciendo
“Te ruego que, si no te gusta nuestra colección o el marketing te parece
insoportable, simplemente no escribas sobre mi marca. Hazte a un lado de toda
fabulosidad”. ¿Fabulosidad? ¿A qué se refiere con fabulosidad? Creo detectar, y
me aventuro a decir que muchos también, que ‘fabulosidad’ en el lenguaje Privat
equivale a esa supuesta ‘clase superior’ a la que muchos anticuados, huachafos,
ultraconservadores pedantes, y porque no también gente sin personalidad, creen
que existe y obviamente, que pertenecen.
Pero, lo que más polémica
desató fue el hashtag que utilizó.
Privat terminó su tweet con la intención de ‘viralizarlo’ diciendo que “mujer
que no es mala es chola” (#MujerQueNoEsMalaEsChola). ‘Chola’, lamentablemente y
como todos sabemos, es utilizada para denigrar y discriminar a las personas con
rasgos nacionales. No hay mucho que decir, es claro. El cargamontón en redes
sociales no se hizo esperar, lo tildaron de racista, ridículo y desubicado.
Gerardo no dudó en defenderse.
“Si lo analizas bien, no
es racista. Yo soy un pata, soy gay, pero hablo como cualquiera de mis amigas
del cole, y te lo digo así: con total franqueza. Así como hay dichos como
‘mujer que no jode es hombre’, en la casa Privat salió ese dicho: ‘mujer que no
es mala es chola’. Allí no hay nada de racismo, no se trata del color de piel,
se trata de dar ese toque de maldad que muchas mujeres quieren tener. Creo que
hay que analizar las cosas y no tomarlas tan en serio”, mencionó a un portal deinternet.
Es preocupante que un
hombre que se vanagloria de exitoso y trabajador justifique su actitud y su
forma de expresar a su confesa homosexualidad y al común hablar de unas niñas
inmaduras. También es deprimente que todavía juegue con esos chistes sexistas y
destaque y compare su comentario con la estúpida frase del ‘mujer que no jode
es hombre’. Pero eso no fue todo, Privat continuó con su defensa: “En mi cuenta
oficial de Facebook puedes ver a mujeres de todas las razas y colores. Además,
¿quién abrió mi desfile en el LIF Week? ¿No fue una morena espectacular de Ica?
El 70% de modelos que yo escojo son latinas, de rasgos peruanos. O sea, trabajo
para ellas, amo a las mujeres. Lo que sí no puedo es amar a una persona que me
insulta. Entiéndanme también, no soy de fierro. Soy Gerardo Privat la marca,
pero también soy Gerardo Miguel Privat Dextre, hijo de Mary y Carlos, un chico
como cualquiera, de 32 años de edad, que se siente ofendido, indignado y a
veces frustrado con tantas cosas como esta”.
¿Mujeres de todas las
razas y colores? Esa es la referencia que Privat tiene de sus modelos. Más
claro, el agua.
Gerardo Privat y su idea
de fabulosidad son de esos factores que impiden que nuestro país pueda trabajar
unido. Privat todavía cree que el mundo gira sobre unos y no sobre todos. Es de
aquellos que porque sabe que es una celebridad de la moda, exitoso y trabajador,
tiene todo el derecho de subestimar personas, se cree con el derecho de ‘cholear’
a quien no sabe de moda o, simplemente, le encuentra un defecto a lo que hace.
El decir ‘todos somos iguales’
está un poco triado y ya peca de peyorativo, pero, nadie se toma el trabajo de
analizarlo. Otros se escandalizan por las palabras de Privat, los arrebatos de
un desubicado muchacho ebrio y los comentarios racistas de unas sensacionalistas
presentadoras de TV chilenas, pero no analizamos nuestro entorno cercano:
colegio, barrio, televisión, etcétera. El estrés es considerado es gran problema
social de la actualidad, yo creo que la discriminación solapada y la hipocresía
están al mismo nivel o tan solo un poco más abajo.
A Privat le reconozco la
valentía para expresar lo que piensa, no cualquiera lo hace, miles de personas
piensan como él: la moda y el buen vestir son solo para mujeres de billetera
gorda y cuerpos delgados; pero, no lo dicen así nada más. La actitud soberbia
de Gerardo Privat, esa a la que el diseñador justifica con su opción sexual, es
prueba que las lacras sociales también pueden ser ‘fabulosas’.
EL POLÉMICO COMERCIAL SOBRE CÁNCER
“Tengo un Privat, tengo
joyas, lo tengo todo”
Gerardo Privat quiso probar
suerte como publicista en la cobertura de las campañas contra el cáncer. Su
marca y un grupo de profesionales comenzaron a trabajar en un spot con el guión
que el diseñador escribió. Esta semana el producto vio la luz. Apenas el video
fue lanzado, la ola de críticas no se hizo esperar (le pido que si no ha visto
el video, lo haga ahora y continúe leyendo, a manera de favor).
El spot muestra a una
señorita luciendo un simpático diseño de la última colección de Casa Privat,
mientras brinda un montón de datos sobre el cáncer a la piel, se maquilla, luce
su vestido, hace comparaciones raras y finaliza quitándose un mechón de pelo de
la cabeza y diciendo: ‘Tengo un Privat, tengo joyas, lo tengo todo. También cáncer
y lo estoy venciendo”.
Empecemos por partes,
esto es complicado. Primero, el spot cuenta con grandes deficiencias, como la
mala calidad de sonido y las pocas cualidades histriónicas de la modelo, que a
leguas se nota que no es actriz. La muchacha dice tantos datos sobre el cáncer
a la piel que ese exceso de información ocasiona que, por lo menos yo, no
recuerde nada. La voz de la chica no es la más adecuada, no cree lo que dice,
como decimos quienes hemos actuado alguna vez: “estaba botando letra”. Cuestiones
técnicas. Es un video feo, así de simple.
Me preocupa la insensibilidad
con la que se toma un problema tan grave y trágico como es el cáncer. No me parece
la mejor forma de enlazar lo fabuloso de la moda con el drama de una persona enferma.
Hay demasiada frivolidad. No es nada sutil y eso del ‘tener todo’ es un punto
aparte.
La imagen de la modelo
sacándose un mechón de pelo es tragicómico, patético, y de muy mal gusto para cualquier
persona que ha vivido la enfermedad de cerca. La muchacha no tiene la
apariencia de ser una mujer con cáncer después de una quimioterapia y veo muy difícil
que alguien se sienta identificado con ella.
El guión no pensó en el
efecto social. No tuvo cuidado, es claramente dirigido a un tipo de persona
superficial y frívola que cree que tener todo es usar caras joyas y vestir la
más bella prenda de la última colección de Privat. Además, hay tantos elementos
distractores, como las joyas, aretes, el maquillaje, y más, que hacen que el mensaje
de fondo (si es que la idea que el cáncer no discrimina es el mensaje de fondo)
se pierda y no llegue a identificarse con verlo solo una vez.
Hacer un paralelo entre
el cáncer y el tenerlo todo es simplemente ilógico. Todos sabemos que lo material
es nada cuando te enteras que sufres de cáncer y que el apoyo familiar es inmensamente
más importante. Este tipo de temas se prestan más para spots documentales con
testimonios reales de personas que lograron superar la enfermedad y hoy viven
mejor. No me imagino a una persona relacionada directamente con el cáncer
protagonizando un spot como el que dirigió Privat.
Ahora, Privat sale ganado
con todo esto. El spot parece más que promociona más su marca que otra cosa. Y
no es que busque cosas donde no hay porque Privat me cae mal, todo es muy claro,
comenzando por el título: GERARDO PRIVAT
Spring/Summer 2013 Ad Campaign - Liga Contra el Cáncer. Comienza destacando
el nombre de su empresa y el de su última colección. Durante todo el spot se
ven sus diseños, la mencionan en el clímax del video; y, sobretodo, ahora, usted
y yo, señor lector, estamos hablando de él y de su ropa. Consiguió lo que
buscaba, ser reconocido y vender, cómo si lo tuviera todo calculado. El cáncer
no es juego ni estrategia.
El spot elitista, huachafo y feo es un punto más para él, un diseñador talentoso, exitoso e inteligente. No fue lo mejor para todas aquellas personas que saben lo trágico que es el cáncer que busquen comparar tan penosa situación con una estrategia para vender ropa, simple ropa, tela que cuando es vieja, la botas y la reemplazas, instrumento que mal utilizado sirve para que muchos crean ser mejores que otros, como si se pensara con un vestido ¿en qué se parece eso a lo bello de la vida?
El spot elitista, huachafo y feo es un punto más para él, un diseñador talentoso, exitoso e inteligente. No fue lo mejor para todas aquellas personas que saben lo trágico que es el cáncer que busquen comparar tan penosa situación con una estrategia para vender ropa, simple ropa, tela que cuando es vieja, la botas y la reemplazas, instrumento que mal utilizado sirve para que muchos crean ser mejores que otros, como si se pensara con un vestido ¿en qué se parece eso a lo bello de la vida?